En la mitología griega, el minotauro era una criatura mitad hombre, mitad toro. Vivía en el centro de un intrincado laberinto construido por el célebre arquitecto Dédalo y su hijo Ícaro, diseñado a pedido del rey cretense Minos, con el objetivo de mantener encerrada a la bestia.
El histórico palacio de Cnosos es habitualmente identificado como el correlato geográfico de tal laberinto. El animal fue derrotado y asesinado por el héroe ateniense Teseo, gracias a la ayuda de la enamorada Ariadna –a su vez hermana del minotauro–.
En la lengua helénica, “minotauro” significa “el toro de Minos”. Éste era conocido en Creta con el nombre de “Asterión”, apelativo compartido con el bisabuelo de Minos.
Después de que ascendiera el trono de Creta, Minos luchó contra sus hermanos por el derecho a gobernar. Rogó al dios olímpico Poseidón el envío de un toro blanco como la nieve, como muestra de su aprobación en tal empresa.
Él debía sacrificar el toro en honor de Poseidón –practicar una hecatombe– pero la belleza del animal lo tentó a conservarlo, matando otro menos bonito.
Para castigar esta acción de desobediencia, Poseidón hizo que la reina Pasifae, esposa de Minos, se enamorara de ese toro y engendrara alhíbrido minotauro.
Le pidió a Dédalo, el famoso arquitecto, que le fabricara una vaca de madera. De esta manera, la reina se ubicó en la trampa para seducir el toro blanco. El descendiente de esta cópula artificial fue el citado monstruo cretense.
Ninguna versión del mito ha sido expresada de modo más sucinto que la de Herodes, atribuida a Ovidio, donde la hija de Pasifae se queja de la maldición de un amor no recompensado: “el aspecto del toro disfrazó al dios, y Pasífae, mi madre, fue víctima del toro engañoso, cargando con la reprobación y la culpa que no le correspondían”.
Varias interpretaciones literarias e históricas consideran que la maquinaria de la copulación artificial puede simbolizar la unión mística de la humanidad con las deidades, y que estos mitos provendrían de la cultura extranjera minoica, que influenció a los helénicos.
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